miércoles, 4 de febrero de 2009

Salmón y pirañas

Borrador del 04/02/09

Mis "he sido" siempre vuelven cuando el "soy" se debilita, como pirañas al acecho de un salmón que se desangra en la difícil ascensión de este río helado. De las mordeduras en la carne emana una sangre tan cálida que al salmón le cuesta resistirse a su tacto, y por eso se deja morder. Pero el terco y autosuficiente salmón tendrá que ir con cuidado, pues si pierde más sangre lo único que quedará de él son las espinas.

En realidad, no sé si pirañas y salmones pueden convivir.

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