viernes, 16 de octubre de 2009

Domingo en jueves, primavera en otoño.

Es difícil describir una sensación con palabras, es parecido a describir el color. Y todavía se hace más difícil porque has de estar concentrado en lo que escribes y en las palabras que usas, de manera que la sensación o el sentimiento queda relegado a un segundo plano y cuesta más de observar y por tanto, de describirlo en tiempo real. Aún así lo intentaré.

Hace sol, ni una nube, y de vez en cuando sopla una brisa o una ráfaga de viento fresco. Aunque hay casas, fábricas y carreteras, también veo un cercano horizonte de bosque y campos verdes. El calendario marca octubre, pero la sensación es que estamos al final de la primavera, esperando al verano. Parece como si fuera el final de un periodo de rutina, como si tal periodo hubiese ya terminado, tuviera por delante, o más bien justo bajo mis pies y agarrado con las manos un tiempo de descanso total, para empezar después una aventura, o algo nuevo, interesante. Por otro lado, al mirar el paisaje, tengo la sensación de que todo está en el lugar que le corresponde, y todo lo que veo está unido. Pienso en la luz del sol que baña los campos y las casas, eso los une, nos une, porque también a mi me llega esa luz. Cuando una ráfaga de viento me refresca la cara, hace ondear a la vez mi pelo, mi ropa, la colada recién tendida, las hojas de los árboles, una gran grúa de la construcción cercana, y algunos pequeños remolinos de arena y hojas. Hoy es jueves, pero el olor del suavizante de la ropa, y esa paz, rememoran algunos domingos del pasado, cuando te despiertas en la cama lentamente, sin prisas, después de un largo y reconfortante sueño. Parece que ese viento que hace ondear las cosas nos una también, como lo hace la luz del sol, como si fuera la exhalación de un inmenso cuerpo al que todas las cosas que veo pertenecemos. De repente es como si el gran y complicado mundo que no comprendía y del que no me sentía parte, hubiese dejado de existir, o hubiese sido un sueño, y lo único que hay es este paisaje, y yo con él. El viento, trae asimismo a mi mente otra sensación, algo así como una caricia regeneradora, como la voz dulce de una madre tranquilizando a su criatura, que se convierte dentro de mí en una esperanza de algo nuevo, del fin de las preocupaciones y el miedo, y el inicio de un camino distinto, quizás del camino correcto, o al menos de un camino menos abrupto y menos desértico. Esos remolinos y pequeñas ráfagas frescas bajo el sol luminoso y caliente traen de nuevo hacia mí un sentimiento de algo mágico. Un sentimiento o hasta una verdad que yo poseía hace muchos años, que dejé escapar, que perdí sin darme cuenta o puede que incluso, quizás, me robaron. Y ahora que ese sentimiento ha vuelto no sé por cuánto tiempo se quedará. Lo cierto es que no me preocupa, porque he decidido guardarlo, aquí, entre estas líneas, como haciéndole una fotografía para inmortalizarlo. Desde luego no es lo mismo un paisaje que la fotografía de un paisaje, pero al menos la segunda te da una mínima garantía de que no lo olvidarás por completo, de que alguna vez existió, y puedes recurrir a ello en los momentos de melancolía consentida.

Como nota final, alguien acaba de irrumpir en mi burbuja de sentimientos, ahora mismo, hace un minuto, recordándome a la fuerza y contra mi voluntad que hoy no es un soleado domingo de finales de primavera, sino un jueves, un vulgar jueves a mitad de mes. Son frágiles y huidizas las sensaciones. Menos mal que me dio tiempo a escribir ésta.



P.D. Que nadie se confunda, el texto de arriba está escrito hoy mismo, viernes 16 de octubre de 2009, pero de eso me acabo de dar cuenta ahora, jaja. Una muestra más de que el tiempo es... bastante relativo. Si cambio todos los "jueves" de arriba por un "viernes" no estaría siendo fiel a la sensación descrita. Además, quizás el hecho de que pensase que era jueves en lugar de viernes tenga importancia, quién sabe.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Hotel Existència

TOM (un llarg silenci; finalment, en veu baixa, com si parlés amb ell mateix): Vull viure d'una altra manera, això és tot. Si no puc canviar el món, al menys puc intentar canviar-me a mi. Però no vull fer-ho sol. Ja ho estic prou, de sol, i tant si és culpa meva com si no, en Nathan té raó. Estic deprimit. Des que l'altre dia vam parlar de l'Aurora, que no he parat de pensar-hi. La trobo a faltar. Trobo a faltar la meva mare. Trobo a faltar tothom que he perdut. A vegades em poso tan trist que no em sé avenir que no em caigui mort del pes que m'esclafa. Preguntes com és el meu Hotel Existència, oi, Harry? Doncs no ho sé, però potser té alguna cosa a veure amb viure amb altra gent, amb fugir d'aquest cau de ciutat i compartir la vida amb gent a qui estimo i respecto.

HARRY: Una comuna.

TOM: No, una comuna no... Una comunitat. És diferent.

HARRY: I on seria aquesta petita utopia teva?

TOM: Suposo que al camp. Un lloc amb molt d'espai i amb prou edificis per acollir tothom que hi volgués viure.

HARRY: De quanta gent estàs parlant?

TOM: No ho sé. Encara no he decidit res. Però vosaltres dos hi estaríeu convidats.



Bogeries de Brooklin
PAUL AUSTER

miércoles, 7 de octubre de 2009

Incompletitud

Teoremas de Incompletitud de Kurt Gödel:

I. En cualquier formalización consistente de las matemáticas que sea lo bastante fuerte para definir el concepto de números naturales, se puede construir una afirmación que ni se puede demostrar ni se puede refutar dentro de ese sistema.

II. Ningún sistema consistente se puede usar para demostrarse a sí mismo.