domingo, 28 de noviembre de 2010

De por qué he decidido NO votar.

Este tema me escama profundamente desde que cumplí los 18 años (éste es un ejemplo), y es algo que aún dura, porque cada vez que se acercan elecciones tengo que oír la misma cantinela y experimentar esa especie de culpabilidad que quiero erradicar de una vez por todas, así que me voy a tomar la molestia de reflexionar en profundidad sobre mis propios motivos para NO ir a votar a las elecciones al Parlament de Catalunya que se celebran hoy.

VOTAR A UNOS O A OTROS

1. No voy a votar a socialistas porque, aunque confío en su "buena" intención, creo que su política es de parches y apósitos, de una demagogia exagerada y de una falta de rumbo y de visión de futuro que hace que nos quedemos con un país a medias, conformado con la mediocridad y con salir del paso.

2. No voy a votar a conservadores porque, tengan o no tengan una política con rumbo, no comparto sus principios, que todos sabemos que dan como resultado la tendencia a que el pobre sea más pobre y el rico más rico, y lo que es peor, a que la gente crea que tal cosa debe ser así porque así son las cosas (en algunos casos, seguramente la mayoría, por voluntad divina). Tengo en este caso en cuenta que un partido puede incidir en la educación de los ciudadanos, y una educación así me horrorizaría (casi lo hace la actual).

3. No voy a votar partidos con tendencias nacionalistas (ni explícitas ni implícitas) porque el nacionalismo se basa en sentimientos y creencias personales, en el sentido de la identidad. Por esto mismo el nacionalismo no es muy distinto de una religión, y la religión cada uno es libre de practicarla como quiera, y de exteriorizarla cuando y como quiera siempre que no perjudique la libertad de otros, pero imponerla sólo va a dar como resultado alguna especie de dictadura moderna.

4. No voy a votar a otros partidos minoritarios por varios motivos: por sus ideas, por su radicalidad, por ser ramas de partidos mayoritarios, simplemente por ser partidos políticos (ver más abajo), y porque al final, aunque los votase, eso no iba a suponer ninguna diferencia, porque no iban a salir elegidos.

MI VISIÓN SOBRE LOS DIRIGENTES POLÍTICOS Y LOS PARTIDOS EN GENERAL

5. No voy a votar porque ni los partidos que existen ni sus dirigentes actuales me generan ninguna confianza, sino al contrario, me generan desconfianza. He aquí algunos motivos de mi desconfianza:

5.1. Me avergüenza ver cómo se pelean por la pelota los unos y los otros, día tras día, año tras año, conflicto tras conflicto. Todos y cada uno de los partidos que existen representan a una parte de la población, ya sea mayoritaria o minoritaria, y el hecho de que se concentren en desacreditar al otro, y a defenderse de las acusaciones, de centrarse en las diferencias en lugar de sentarse y ver qué es lo que tienen en común para poder reforzarlo (que eso sería lo único que de verdad representaría a todo el "pueblo"), ese hecho, da cuenta de la clase de personas que pretenden gobernar. GobernarME.

5.2. Tengo un enorme desconocimiento de lo que pasa realmente una vez suelto el papelito en la urna. Puede que buscar y encontrar esta información sea en parte mi responsabilidad, pero ¿cuánto tiempo y esfuerzo me llevaría eso a mí, a alguien que ni siquiera está interesado en política? ¿Hasta qué punto valdría la pena? pero sobre todo, ¿cómo comprobar que la información que encuentro se corresponde con la realidad de lo que está pasando, que no hay intereses ni engaños de por medio? ¿Y por qué sólo se esfuerzan en informarme cuándo se acercan unas elecciones? Y cuando se acercan elecciones, ¿cómo sé que esas promesas que hacen se van a cumplir? Demasiadas cosas, pero lo que es verdad es que eventualmente me entero que algún político ha hecho con mi dinero (=mi tiempo, mi esfuerzo, mi vida) algo como gastárselo en trajes, o en viajes en limusina o helicóptero, o cosas peores. Eso es lo que veo, eso es lo que sé de ellos.

5.3. No me siento implicado en política más que cuando llegan elecciones. ¿Por qué? Por coacción, y no sólo porque las campañas políticas que inundan cada rincón actúan como abusivas y masivas campañas de márketing intentando obligarme a decidir entre Pepsi o Coca-cola en un breve periodo de tiempo, sino porque los propios votantes se suman al juego. No sólo son los dirigentes los que forman un partido, también los votantes, y lo que genera en mí desconfianza son las verdaderas razones por las que yo u otro votante decidimos votar a uno u otro partido político. ¿Cuánto hay de buenas y válidas razones en ello y cuánto hay de coacción? ¿Realmente somos libres cuando estamos votando, si tenemos apenas UN día de reflexión tras el bombardeo? Difícilmente puedes decidir con acierto cuando te están empujando a ello. Este quizá sea uno de los motivos principales por los que decido no votar.

6. No voy a votar porque, aunque no entiendo ni de teoría ni de práctica ni de historia política, no soy tonto para ver que la democracia no es tan democrática como se pretende, y no hay líderes políticos que se propongan remodelar el sistema mismo, que es lo que en mi opinión falla. Tengo la sensación de que la política y los políticos tratan de arreglar los problemas del “pueblo”, pero no se dan cuenta que primero tienen que arreglarse a sí mismos (como sistema, como políticos, y en muchos casos como persona). ¿Quién tiene esa tarea, la de revisar las fallas del sistema? ¿Los filósofos acaso? Da igual, porque si se encontraran mejores soluciones, en este juego, deberían ser los mismos políticos quienes decidieran hacer esos cambios, y yo no veo intención alguna en ellos de eso. No lo ven necesario porque “confían ciegamente en la democracia” (cosa de escuela, de adoctrinamiento) y apuesto a que a muchos no les interesarían esos cambios.

¡VOTAR ES UNA CUESTIÓN DE PRINCIPIOS!

7. No voy a votar, porque creo que el acto de votar para que alguien decida lo que es mejor para mí y para el “pueblo” es renunciar a mi derecho a decidir por mí mismo lo que me conviene. Es renunciar a mi libertad de decisión, y cederle la responsabilidad (y por tanto el control) a otro de mi propia vida. Me irrita encontrarme aquí y allá el mensaje de “ESTÁ PROHIBIDO… por tu bien”. Quizá esta razón parezca muy utópica, pero este tipo de conceptos son la base del carácter de una persona, y del carácter derivan la moral y las acciones, tanto privadas como públicas. Creo que cedemos responsabilidades que nos pertenecen, demasiadas, y eso nos hace sentirnos impotentes, inútiles, infelices.

8. No voy a votar porque los argumentos que he oído a favor, o mejor dicho en contra de que no vote (cuando he dicho que no iba a votar) son insuficientes, y algunos hasta insultantes. Por ejemplo:

8.1. “Si no vas a votar, luego no podrás quejarte.” Lo cual no es más que una amenaza, ya que no responde ni a un hecho real ni a un hecho lógico. Si yo doy mi consentimiento a alguien para hacer algo y se equivoca, entonces yo también seré responsable, y entonces sí que no podré quejarme. Si no voto, no le doy mi consentimiento a nadie y puedo lógicamente quejarme lo que quiera (aunque no sirva de mucho).

8.2. “No ir a votar es faltar al respeto de los que lucharon y murieron por la democracia”. Aunque esa sea una alusión a sentimientos más que a razones, también es falsa. No lucharon por la democracia sino por ser más libres. Desde luego la democracia es mejor que una dictadura, pero de libres nada, aún queda un largo camino para eso, si es que eso es posible (que en lo personal creo que sí, aunque no sea la política el camino).

8.3. “Relájate nene, votar es una cuestión pragmática”. Esta respuesta me parece aceptable, porque también es una cuestión pragmática, y no descarto más adelante, cuando quizá tenga otros intereses, otras ideas y preocupaciones, practicar el voto estratégico, para salir del paso escogiendo el mal menor. El problema es que no es solamente una cuestión pragmática, organizativa, sino que también me afecta en lo personal, tanto ahora como en el futuro. Y mi coherencia interna me dice que votar la opción menos mala no es un acto que mejorará la situación, sino que hará que todo siga igual.

LA OTRA OPCIÓN: EL VOTO EN BLANCO

9. No voy a votar porque ni siquiera la opción teóricamente “alternativa” que es el voto en blanco me parece que vaya a solucionar nada. Y no va a solucionar nada porque no significa nada. Votar en blanco puede significar varias cosas: “he venido a votar, pero no estoy contento con ninguna de las opciones” o bien “he venido a votar, pero como estoy indeciso voto en blanco” o bien “he venido a meter el papelito en la urna, es lo que cuenta, no?” o bien “he venido a votar porque si no voto me siento culpable”, etc. En definitiva, tantas opciones, que no significa nada. Si al menos se pudiera escribir el motivo en las papeletas… pero si escribes, es voto nulo.

10. No voy a votar, ni siquiera en blanco, porque aunque no pueda decir “¡No estoy de acuerdo con este sistema!” al menos el hecho de no votar da cuenta de un desinterés por la política. Aunque uno pueda no votar por muchos motivos distintos significa algo, significa que el trabajo que hacen los políticos (o la forma en que lo hacen) no es tan importante para mí como para tomarme la molestia de ir a votar, ni de hacerlo por correo siquiera en caso de que hubiera fuerzas mayores que me impidieran ir al colegio electoral. El problema de esto es que, para las valoraciones, se fijan básicamente en quienes sí han votado (en los que siguen el juego porque están de acuerdo o conformes con eso). Lo que yo me pregunto es qué harían si el grueso de la población decidiese no ir a votar, si fuese una opción significativa que no pudiesen obviar. ¿Se lo tomarían en serio? Creo que sí, y quiero contribuir a eso. Así que no ir a votar también es votar, es estar diciendo algo.

Y ya está. Si alguien tiene algo que decir que hable ahora o calle para siempre.




2 comentarios:

mendoloiro dijo...

La reflexió número 6 és, simplement, magnífica!!! Ningú ho hagués pogut explicar millor!

Estic força d'acord amb la majoria de les coses, però difereixo amb tu especialment quant parles del vot en blanc i de no votar, perquè crec que del fet de votar en blanc i no votar es poden interpretar de moltes maneres, i al vot en blanc critíques que es pugui interpretar com vulguin però al no votar, la mateixa questió, sembla explicada com algo bo.

Jo crec que el vot en blanc seria el millor si no fos perquè pots interpretar: el que hi ha sobre la taula és una merda. Però no serveix perquè els polítics (i tothom) interpreti: hem de canviar el mobiliari.

No obstant, crec que no votar pot ser interpretat encara de més maneres diferents (els polítics acabaran interpretant el que els hi vagi millor) i el més important, més diverses entre elles aquestes interpretacions, que el vot en blanc.


I no hi hauria d'haver el VOT EN NEGRE?! On el que es vol és canviar el sistema democràtic?!

Sr.Libelula dijo...

Primer de tot, gràcies! Feia temps que ningú comentava en aquest blog jaja

La diferència que jo veig entre votar en blanc i no votar, encara que en els dos casos puguin existir vàries causes, és que exercint el vot en blanc, significa que estàs d'acord amb el sistema de vots (perquè hi estàs participant). I en el cas de no votar, doncs només pot haver-hi dos motius: perquè no has pogut, o perquè no has volgut. Si no has volgut, és perquè o bé no hi estàs d'acord, o bé no t'interessa gens. I si no has pogut, significa que a la teva vida hi ha alguna cosa més important que la política que no t'ha permès anar a votar, i l'has escollit. Entre aquestes dues opcions, que són les que avui dia existeixen, crec que la que més s'aproxima a comunicar que "No estic d'acord amb el sistema" és la de no votar. I és una trampa del mateix joc el fet que no tinguin en compte els que no voten, perquè al cap i a la fi també és una elecció i té algún significat. Però com tu dius, no els interessa. Per això deia que si el gruix de la gent no votés, llavors s'ho haurien de començar a plantejar.

Lo del Vot en Negre estaria bé jaja. Per cert, el meu germà em va explicar (després de passades les eleccions) que li havien comentat que existia un partit-que-no-és-un-partit, el qual si guanyaven escons, deixaven les cadires buides al parlament. Jo els hagués votat doncs. La veritat és que encara no he comprovat la seva existància, suposo que per a les properes eleccions ho faré.